WASHINGTON.- El equipo del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, ha reconocido en las últimas horas sentir cierta “preocupación” de cara a la investidura del nuevo jefe de la Casa Blanca este miércoles, aunque ha asegurado también estar trabajando para estar preparado de cara a “cualquier tipo de escenario”.
“Estamos en tiempos volátiles, por lo que estamos haciendo preparativos”, ha dicho quien será la próxima directora de comunicación de la Casa Blanca, Kate Bedingfield, durante un diálogo con la cadena ABC.
Bedingfield ha confirmado que en los próximos días gestionarán con el equipo de seguridad de la administración saliente los preparativos necesarios para estar preparados ante “cualquier tipo de escenario” que pueda producirse durante la toma de posesión de Biden.
“Creo que se enviará una imagen increíblemente importante al mundo sobre la resistencia de la democracia estadounidense. Por eso, nuestro plan y nuestra expectativa es que el presidente electo Biden ponga su mano sobre la Biblia con su familia, fuera, en el lado oeste de el Capitolio”, confía Bedingfield.
El ataque al Capitolio a principios de mes por parte de una turba de exaltados partidarios del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha levantado las alarmas entre las autoridades, fuertemente criticadas en los últimos días ante la escasa seguridad de la que hizo gala la sede del Poder Legislativo aquel día, en el que se celebrara una sesión para confirmar el triunfo de Biden en las elecciones.
Entre los detenidos está Lonnie Coffman, acusado de conducir hasta Washington desde su casa en los bosques de Alabama una camioneta llena de cócteles molotov y otras armas, como un rifle de asalto, varios machetes, bombas de humo, pistolas e incluso una ballesta, han detallado los medios estadounidenses.
El perfil bajo de Coffman, un hombre de 70 años sin antecedentes penales ni redes sociales en las que dejar constancia de sus intenciones, representa una de las grandes dificultades a las que se enfrentan estos días las agencias de seguridad, las cuales lo tienen menos complicado con los grupos de extrema derecha, más acostumbrados a publicar su intenciones a través de Internet.
Bedingfield también ha contado que tras jurar Biden su cargo como presidente de Estados Unidos “trabajará para tratar de pasar página sobre la división y el odio generado durante los últimos cuatro años” y ha prometido “medidas decisivas para revertir algunos de los movimientos más atroces de la Administración Trump”.
Entre esas medidas está su ambicioso plan de ayuda económica contra el coronavirus valorado en casi dos billones de dólares, el cual Bedingfield confía en que se pueda realizar pues no solo “existe apoyo bipartidista en sus grandes ejes”, sino que también “surgió como resultado de la consulta con gobernadores” republicanos y demócratas “de todo el país”.
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