Nos han intentado vender una jerarquía de emociones donde la alegría es máximo bienestar y la tristeza es fracaso.
Pero la verdad es que esas concepciones solo obligan a crear un estilo de vida basado en una felicidad irreal que nos hace infelices, afirma la psicóloga Karem González, directora de @lotuscentrointegral. Para ella, la felicidad es una emoción cíclica, transitoria y esporádica, como la vida misma. Esa es la razón por la que nadie es feliz todo el tiempo, lo cual es perfectamente normal.
“Si no existieran el resto de manifestaciones anímicas, estaríamos frente a alguien en completa negación de su realidad y sus emociones”, explica, agregando que la ira, la vergüenza, la indignación y la impotencia, considerados sentimientos negativos, son los que nos permiten vivir el malestar y disfrutar a plenitud de los días felices, pues ¿qué tanto apreciaríamos un buen día si todos fueran iguales?
A consideración de la profesional, todos merecemos ser felices como resultado de esfuerzos, gozar y disfrutar de la grandeza de estar vivos, pues dicho estado anímico puede venir de algo tan simple como regar las plantas en la mañana o tan elaborado como conseguir un importante ascenso en el trabajo después de haber luchado por él por varios años.
“Hay felicidad en darnos cuenta de que contamos con personas valiosas, al igual que en vernos resilientes pasada alguna crisis, en recordar momentos agradables con personas que ya no están, y cuando aquello que dolía ya no causa impacto”, dice. ¿Merecemos ser felices? Claro que sí, pero de todas las maneras posibles. “Cuando creamos en nuestro derecho a la felicidad, tendremos felicidad, en todas las maneras y situaciones posibles”, concluye.
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